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miércoles, 21 de junio de 2017

Patio interior de la Falcultad de Matemáticas e Informática de Barcelona.

Uno, al menos yo, nunca he salido de la Universidad, 'si la Universidad es la metáfora de un libro.' Es una frase hecha que le repito a mi hija. 
Es curioso, porque me gradué de historia en La Habana yendo solo a examinar aquellos 42 créditos (asignaturas) que me preparé una a una leyendo libros en todas las bibliotecas públicas y municipales de La Habana. Si hubiese tenido que ir cinco años cada día, olvídalo. Así la hice en tres años. Y oposité para trabajar en el Archivo Nacional de Cuba, y gané una plaza.

Esta facultad en Barcelona le tengo un cariño especial.  Aquí estudió viniendo de Mallorca: el etnólogo cubano Fernando Ortiz. Quizás uno de los investigadores más grandes de aquella isla donde nací, que les dio sentido histórico a los estudios afrocubanos.  
Cerca de aquí en Montaner 45, estuvo la Editorial Linkgua. Mi primer trabajo en Barcelona, y la cercanía con mi amigo Radamés Molina.
Hay algo de esta Universidad que me recuerda aquella isla. No es físico, quizás se parece demasiado al conocimiento. 



Pasaje y Pasage Permanyer. Es Passatge en catalán.

Hay una ruta de mi vida en Barcelona que son los pasajes leves y vaginales, en Grácia hay varios. En cada pasaje de éstos está detenido el tiempo para que yo llegara hasta a ti. 
Fuera de ellos casi nada existe, incluyéndote. Es raro,  he pasado muchas veces por aquí y no me he detenido hasta descubrir que en la reja está escrito "Pasage, " en el muro de un lado de la reja: Pasaje, en castellano; y en realidad debió estar escrito "Passatge."
Has sido un pasaje en mi vida. Contigo solía viajar donde mi creatividad no llegaba ni acercarse.