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domingo, 6 de diciembre de 2015

Un cliente en Sopa. Un restauran en Poblenou.

Sopa es un restauran vegetariano que está en Poblenou. Está justo en la parte moderna del @22 que es también otra forma de identificar esta antigua zona de grandes almecenes del puerto de Barcelona. 
Soy fooding del siglo 21.  Adoro los restaurantes con feeling y comida.  Adoro la estética. Esta ayuda al placer de comer. Sopa cuenta con una sala Yoga, que complementa una vida vegetariana.  Perfecto para traer a mi amiga Yoga, Asirys Lappin.
En Sopa la transparencia de lo que come es similar a la luz natural del local. 
Sopa se deja ver a sí mismo. No esconde nada, cuando comes comida sana. 


A felicidade. Astrud Gilberto.

Voy a decir algo... No quiero ser dictador en esto. Pero me gusta la canción "A Felicidade;" cantada por Astrud Gilberto. Por una razón, además de por sus labios.  

Cuando grabó esta pieza vivía lejos de Brasil, en New York, y su tristeza y felicidad, eran comparables a una gran ausencia de país y vida y de los tuyos. Como yo, de mí país... Ay muchas versiones... pero hay versiones que son la copia de uno mismo. Hay versos de esta canción que parecen apotegmas griegos:

"Tristeza no tem fim. Felicidade sim"


Texto íntegro de "A Felicidade."

Tristeza no tem fim
Felicidade sim

A felicidade como a pluma
Que o vento vai levando pelo ar
Voa to leve, mas tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar

A felicidade do pobre parece
A grande iluso do carnaval
A gente trabalha o ano inteiro
Por um momento de sonho

Pra fazer a fantasia
De rei ou de pirata ou jardineira
Pra tudo se acabar na quarta feira

Tristeza no tem fim
Felicidade sim

A felicidade como a gota
De orvalho numa ptala de flor
Brilha tranquila, depois de leve oscila
E cai como uma lgrima de amor

A minha felicidade est sonhando
Nos olhos da minha namorada
Como esta noite, passando, passando
Em busca da madrugada

Falem baixo, por favor
Pr que ela acorde alegre como o dia
Oferecendo beijos de amor

Tristeza no tem fim
Felicidade sim

Amanecer y anocher en un barrio del siglo XIII-XVII. Vieux Nice.

Llevamos una semana en el casco antiguo de Nice, entre el mar y Castillo del siglo XIV. Pasando cada día para ir a la playa por el antiguo Senado de Nice, hecho en 1643. Si ha esto añado que estoy con mi sobrino, que vive aquí y mi hija, la fiesta vacacio-emocional es doble. 
La mención de estos siglos da una idea de un urbanismo alocado de callejuelas con encanto medievales en muchos rincones de Europa. Que son pasto de turismo feroz en muchas pueblos y ciudades. Pero todos sabemos que hay ciudades y ciudades, y muy diferentes niveles adquisitivos.
Nice, Mónaco, Saint Tropez,  Antibes y Cannes no son asequibles a muchos por sus precios.  Y ya cuando te bajas del avión, avistas  una cantidad de aviones pequeños, o sea, "privé"; y luego, me confirman que el de Nice; es el aeropuerto que más alberga vuelos privados de toda Europa, pues Mónaco no tiene. En fin, que ese nivel de alto estanding condiciona las ciudades, y su armonía de silencio.
Nice es muy tranquila, no es un turismo de mochila, sino de familias que toman muchos helados y no hay plazas con terrazas externas que no estén llenas mientras la cocina está abierta. En todos los restaurantes de calidad, es obligatoria la reserva, pues la demanda está garantizada.
Es evidente que la ciudad de esencia y cultura italo-francesa y con mucha arquitectura inglesa,  es un gusto y armonía de amarillos y rosados,  en sus inmuebles notable. Ya sea por las luces que fija los matices o la luz del sol.

Nice a veces me recuerda el amarillo albero de los edificios de Sevilla, uno de sus colores fíjos en mi memoria de ciudades.





El barrio Vieux Nice donde hemos pasado la  semana, aquí puede verse todo de techo rojos...Ante el mar y tus ojos.