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viernes, 26 de junio de 2015

Atardecer en Oporto, y amanecer en Valencia: ¡Atlántico y Mediterráneo en un mismo día!


Hay viajes y viajes. Borges decía que uno puede viajar de la sala, a la cocina y tener un viaje espacial. Y tenía razón. Ese viaje que te da un recuerdo, cuando vas a por una fruta o el desayuno con té, a través de una taza (Proust) o el sabor,  son viajes espléndidos de la memoria. 
Pero hay viajes físicos, que a pesar del traslado de todo el cuerpo y la memoria de un territorio a otro, implican una relación con la belleza, donde el asombro y el impacto con la naturaleza supera todo lo que antes habías conocido.

Puedo decir y contar a mi niña, que en un mismo día, ví el atardecer en Oporto, con el río  Duero y el Atlántico de testigo, y luego atravesé toda la "península ibérica" en un coche.
Que se dice pronto, pero son 965 kilómetros de una punta a otra, con lluvia, a veces sol,  muy variada arquitectura rural de un extremo a otro, cuatro lenguas distintas: portugués, gallego, castellano, y valenciano; animales de pasto: ovejas, caballos, vacas...) hasta el Levante en Valencia, donde ví este amanecer y  me vino a la cabeza mi hermano cantando a NiNo Bravo cuando era niño: "más allá del mar habrá un lugar..." 
Es una suerte ver en un mismo día que los temores que tuve una vez hace más de 15 años, de que la Unión Europea podía homogeneizarse  culturalmente, y que todos los países iban a ser iguales por las grandes firmas y compañías con centros comerciales a la cabeza, es falso. Cada lugar de la península donde pasé ( bares de pueblo o pequeñas poblaciones, intensa lluvia me hizo detenerme, el cansancio  
Y las necesidades del cuerpo, o no dormirme, me hizo ir a por un café. Advertí cosas muy distintas en casi todo, y me alegra. Solo algunas emisoras de radio te hacen sentir esa absurda igualdad.
Del bacalao y la sardina, en Oporto, al cochinillo en Segovia  o una croquetade zanahoria y tortilla  de pimientos rojos en Zamora, o la paella en Valencia, es todo "para suerte bien distinto."
Una vez leí que Europa no son las modas de las grandes ciudades. Es cierto, por eso adoro los pueblos, tantos del Sur, en Andalucia, como Girona en Catalunya o todos los pueblos del Sur de Francia e Italia que he tenido la suerte de recorrer y  dormir...
A un poeta regálale naturaleza y pieles y estará contento; no obstante, sí en un mismo día ví dos mares tan diferentes y distantes, recupera la esencia de por qué abandonó hace muchos años una isla.
No todo es perfecto. Me perdí, por este viaje de trabajo una presentación de mi "Tresor" de niña tocando flauta y una excibicion que hizo en natación. Desgraciadamente, nada es perfecto. No obstante, cuento esto con la emoción que merecen mis lectores, puede que un día les toque algo así, además debo confesar que una amiga entrañable Nuria G., que además me lee, le dije, he visto dos mares en un mismo día, y me dijo, no me lo cuentes a mí, para eso tienes un blog, nos lo debes... Habrá más, y fotos.
Me reafirmo:  Si vas a tener un recuerdo antes de irte, que sea de un viaje.
Gracias por el mar: "que es un desierto resplandeciente; y una cifra de cosas que no sabemos; y un epitafio de los vikings..."