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lunes, 5 de octubre de 2015

Cercanía con Ramón Fernández Larrea. Memoria.



El traductor Jorge Ferrer fue el encargado de presentar a Ramón Fernández Larrea en Barcelona, el 15 de octubre del 2015.
Mientras hablaba,  y yo grababa luego algunos versos que leyó Ramón, fui recordando -sin quererlo-  como mi vida ha estado cerca de Ramón desde niño.
Resulta que él era compañero de clases de mi hermano, vivíamos a dos calles en el Vedado,  y cuando estaban en una escuela al campo que duraba 75 días, yo me quedé una semana con ellos, y dormía justo al lado de la litera de Ramón,  pues era amigo del barrio.  
Luego cuando crecí y me publicaron por vez primera dos poemas en la Revista literaria El Caimán Barbudo en 1987, Ramón estaba allí, pues él había ganado el Premio XX Aniversario del Caimán. Y se sorprendió al ver que aquel  niño que había conocido ( hermano menor)  también escribía poemas "en serio," como decíamos en Cuba.
Antes de irse del país, vivió un breve ostracismo en su casa pegado a las canteras del barrio marginal "del Fangito" en el Vedado, en esquina de 28 y 17, allí lo fui a visitar muchas veces y escuché sus versos  inéditos junto al novelista Ernesto Santana que es también otro amigo de clases de mi hermano e incondicional del poeta.
Luego, Ramón se fue. Pero yo me hice amigo en Cuba de Luis Alberto García, y éste había sido actor clave en el "Programa de Ramón," muy popular por poner a una generación de rockeros y cantautores que emergió en esa época;  y cada vez que nos veíamos Luis Alberto y yo, evocábamos anécdotas de Ramón. Por cierto, gracias a Ramón conocí entre rones,  a Pedro Luis Ferrer, algo que le agradeceré siempre.
Ramón se fue a Canarias,  no supe más de Ramón durante unos años,  y estando de visita en Madrid, ( yo ya vivía en Sevilla) justo en el Parque del Retiro, y él se había mudado a Barcelona, "nos encontramos de casualidad" en el Palacio de Cristal de ese jardín y la alegría del reencuentro fue múltiple. 
Yo un año después me fui a vivir a Barcelona, en el barrio de Gràcia cerca de Ramón, que vivía en el carrer Progrés y recuperamos la cercanía que nunca perdimos.
Cuando  yo trabaja en Linkgua; editorial fundada y dirigida por Radamés Molina, donde publiqué  mi libro "Síndrome de Ulises" en dic/ 2004, en una reunión informal con Rado sobre posibles autores para publicar en la sección de poesía, sin duda le dije que Ramón sería el perfecto para publicar, yo tenía una cercanía de años con él y sus libros y serví de puente entre él y Rado, que no lo conocía perdonalmente, y terminó publicándole la primera antología de su obra: "Nunca Canté en Broadway"
Ya en esa época, ambos, él y yo. Éramos complementos o vasos comunicantes en la revista digital "Encuentro de la cultura cubana," donde él escribía cartas a músicos de Cuba. Y yo publicaba reseñas de discos, conciertos, o investigaciones sobre música cubana. Desde el año 2000 hasta el 2006, donde yo dejé de publicar textos allí.

Hacía tres años que no lo veía desde mi visita a Miami, donde como era de esperar, la casa de Ramón y Magdalena fue  mágica y prodigiosa toda una tarde y noche donde conocieron a Maya. No sólo porque pude presentarle a mi hija y pasamos una tarde juntos reconstruyendo las vidas de no vernos, después que abandonaron por trabajo Barcelona por Miami, sino porque me dibujaron el New York que vería al día siguiente con Enrique del Risco, que es otro amigo en común.
Verlo, escucharlo y estar con él en Barcelona este otoño, es un placer que nos regala la vida.
Sobre todo rodeado de una generación de escritores y artistas que residimos en Barcelona, y que no escondemos nuestra admiración por él, ni los abrazos con alma.








    Magdalena es más que la mujer musa de Ramón. Con ella evoqué a Cristiana Robaina Marquez de quien fui Virgilio en Barcelona.

    Iván de la Nuez, Ramón Fernández Larrea y yo, al centro. No éramos los únicos. Arropando a Ramón también estaban César, Ubaldo, el Pintor Pablo Quert, Yusil Gascón, Marlén, entre otros.

    Jorge Ferrer y Ramón.

La última foto debió ser la primera. Aquí ocurrió el encuentro casual en Madrid. En  El retiro...

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