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jueves, 6 de marzo de 2014

¿Chávez era marxista? Homenaje a Chávez en Barcelona ¡Salsa y placer hasta vencer!

(Un año sin Hugo Chávez) La grandeza de la democracia consiste en que los contrarios puedan exponer sus criterios sin que nadie les tape la boca. Me sorprendió esta mañana cuando en mi muro de facebook apareció esta foto de Chávez y su hija semibailando con el subtitulo  ¡Salsa y placer hasta vencer! Homenaje a Chávez en Barcelona. 
Enseguida otro amigo de Henrique Romero Cano, quien era el responsable de alentar esta fiesta particular danzante de un muerto cuyo hedor poderoso tiene a su país, Venezuela en pie de guerra desde febrero pasado donde el pueblo intenta echar a su presidente, con muchos muertos, muchos heridos en edades que oscilan entre 9 años y más de 80 años, en fin, otro amigo le dijo "Chavista hasta la médula"...A lo que Henrique se defendió de esta manera:
"No soy chavista, soy marxista y, por tanto, admirador de Hugo Chávez, de su lucha, de su ejemplo, de su entrega a la causa de los pueblos del tercer mundo (no sólo Venezuela), de su talante anti imperialista, de su marxismo criollo, etc, etc. Y si todo esto es ser chavista, pues soy Chavista, con mayúscula, Antonio Abanto. Y permiteme agregar que lo soy por ser humano, no por ser colombiano o latinoamericano, es decir, que todo ser serio y sensible, sea de dónde sea, debería serlo. Venceremos!!!
  
Henrique -me consta- sabe bastante de música, pero creo que se equivoca en mezclar su marxismo, -del que yo no dudo ni un segundo- con afirmar que Chávez era Marxista. Nadie, ni las actuaciones de Chávez, ni su política social, bastante desequilibrada, solo para quien pensaba como él y de liquidar a sus contrarios de forma física y material cerrando prensa, canales de televisión y con una economía desastrosa que llevó a su pueblo a ser más miserable sin olvidar que los opositores también eran parte de la masa social de su pueblo, son emblemas del marxismo, al menos de Marx, el que yo como cubano e historiador titulado fui obligado a estudiar, y además, tengo el honor de compartir nacionalidad, nada menos que con el yerno de Marx, Pablo Lafargue, que además fue el fundador del Partido Socialista Obrero Español. 
Henrique debo recordarte palabras del propio Chávez en el 2010, cuando confesó  “Yo, soy marxista” pero no he leído “El Capital,” admitiendo que esas Navidades sé lo había regalado el Ministro Alí Rodríguez.  Henrique, ser Marxista es algo más que decir, "soy marxista". también Chávez en su verborrea demagógica decía ser Martiano, de José Martí ( el escritor cubano) y hasta cristiano!, ¿debo creerme si no había leído El capital que se leyó algún tomo de los 23 que conforman la obra completa de Martí  a quien conozco demasiado bien, o algún evangelio o la Biblia misma, me temo que no? Era música con que quería engatusar al pueblo y a personas como tú realmente humanistas. "La mejor forma de sepultar el legado de Marx y de Lenin es censurando la capacidad crítica del pueblo, de los luchadores sociales, de los revolucionarios. ¿A ese socialismo renuncia Chávez?"
"Detrás del espectáculo y la presentación aparente radical, llamar a GW Bush un burro y un diablo, los experimentos de democracia participativa que permiten que las masas crean que tienen algún poder en la toma de decisiones, Chávez y su revolución bolivariana han entregado el resultado deseado por las élites dominantes y sus actos políticos secundarios en todas partes: la preservación del capitalismo. Con la ayuda de enormes reservas de petróleo y precios favorables del mercado para ese producto, Venezuela era capaz de comprar el grado de estabilidad política que el capitalismo requiere por medio de las múltiples facetas del estado de bienestar y la participación del Estado en la economía, que es una característica del capitalismo en todas partes, y la amenaza de la clase obrera venezolana hasta el momento ha sido sofocada por el peso de la papilla ideológica pseudo-revolucionaria del nacionalismo, el populismo, la corrupción y una tasa de expansión económica que permitió una mejora de las condiciones que enfrentan las masas. Sin embargo, Venezuela no ha salido indemne de la nueva realidad de la crisis económica intensa a escala mundial. Hoy en día, la inflación venezolana es el 25%, el desempleo del 8%, la deuda de más de diez veces mayor que cuando Chávez llegó al poder. Hay una gran escasez de alimentos básicos y Caracas es la capital mundial del asesinato. En lugar de haber puesto en marcha una solución duradera al desastre económico que es el capitalismo, Chávez y su facción de la clase dominante venezolana tuvieron la suerte de aprovechar las condiciones favorables efímeras que les permitieron pacificar a una clase obrera que había comenzado a mostrar su propio poder."
Si Henrique Romero se refiere a que  marxismo criollo es una forma de dictadura caribeña y latinoamericna que implantó Castro hace 55 años, de los cuales le recuerdo que yo sufrí 35 años. Que consiste en ganarse a una parte de la población desfavorecida y tomarlos como lanza contra quienes no le guste su manera de gobernar, entonces sí le doy la razón. Pero es ofender a la inteligencia decir que Chávez era Marxista... Cosa que el decía que era sin estudiar a Marx.
Cosa que sí le agradezco a Henrique por haber puesto este anuncio de fiesta en homenaje a Chávez es que he podido constatar que solo asisten los consulados de Bolivia, Ecuador, y Cuba. Lo que refleja la profunda soledad en que se encuentra el chavismo en este instante.

 

 




Acto-Homenaje en Barcelona. Orfeó Gracienc. Calle Asturies 83. Metro: Fontana. A las 19:00 hs.

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El racismo hacia actrices negras en Cuba.

Hollywood volvió a premiar este año, a una actriz negra Lupita, mejicana-keniata con un Óscar secundario. Necesariamente me lleva ese acto a pensar en el profundo racismo hacia las actrices negras en Cuba hecho por la revolución cubana que presume de abolición del racismo desde 1959. Precisamente ayer tuve la suerte de poder volver a ver de nuevo "Fresa y Chocolate" 1993,  filme cubano de Tomás Gutiérrez Alea, y entre los actores, no sólo no hay negros, sino que hace de una Jinetera, una actriz  blanca, algo insólito cuando en ese país y esa época el tópico era que los extranjeros buscaban en Cuba negros y negras. Este a continuación un texto que publiqué en mi blog, que  hace un análisis perfecto de este ángulo del racismo en Cuba en los últimos 50 años.
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LA HABANA, Cuba, septiembre,  -Todavía recordamos el estreno habanero, en 1964, de la versión de Romeo y Julieta, bajo la dirección del dramaturgo checo Otomar Kreija. La actriz que interpretó a la joven Capuleto, Betina Acevedo, por ser negra, incomodó a mucha gente en el ámbito de nuestra cultura. Ha pasado el tiempo, pero la desigualdad racial sigue siendo un mal sin paliativos en los medios audiovisuales cubanos. Y nadie sufre este mal tan drásticamente como las actrices.
Ivana es una habanera descendiente de ruso. Tiene 29 años y trabaja en una oficina de la empresa Cubaexport. Ella testimonia: “No soy racista, pero cuando llego a casa después de una larga jornada de trabajo, mi único entretenimiento es la televisión, y quiero ver algo distinto, que recree mi espacio interior, quiero desconectar, por lo cual las historias de negros no me interesan, bastante tengo con mi realidad”.
Aseneth Rodríguez.


Maridalia es una estudiante de teatro en el ISA. Ella comenta: “Ser actriz negra en Cuba implica un sufrimiento constante. Nunca he logrado clasificar para un casting de la televisión o del cine, pues no tengo la piel de melocotón, ni siquiera he tenido la oportunidad de ser una viuda amargada. Como negra, no me siento identificada con la representación que los medios hacen de nosotras, la mulata es siempre la puta y la negra es la bruja o la chancletera. La televisión cubana es muy racista y a la hora de hacer una selección nos toca el cepo o la cama, la humillación o la tabla de planchar”.
En Brasil, las cuotas de color suben a la pasarela. En Estados Unidos, la experta en marketing Cheryl Boone Isaacs es la primera afroamericana en convertirse en jefe de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que durante muchos años fue un club de hombres blancos peinando canas. Mientras, en Cuba, nos preguntamos: ¿Que han logrado las actrices negras y mestizas?
Elvira Cervera

Las desapariciones físicas de las actrices afrocubanas Aseneth Rodríguez y Elvira Cervera, quien supo enfrentarse al racismo, no solo en las instituciones que diseñan políticas de representación en los medios, sino también en el Instituto Superior de Arte (ISA), donde por muchos años ejerció la pedagogía, me hicieron reflexionar sobre cómo la mujer negra no ha dejado de ser una diversidad reprimida y estereotipada en los medios audiovisuales cubanos.
La baja representación de la mujer negra y mestiza en el cine y la televisión de nuestro país es una verdad que aplasta. En los últimos 50 años no han dejado de  ser atravesadas por el delgado equilibrio de la violencia y la subalternidad. Tanto los medios como la publicidad estereotipan su representación. Las lógicas coloniales no han dejado de reproducirse.
Aun cuando les sobrara rigor y talento, ellas no han tenido la oportunidad de ser reclamadas por los directores, ninguna ha sido actriz fetiche, como María de los Ángeles Santana, Verónica Lynn o Adria Santana. Las negras no la han tenido fácil para conseguir hacerse un hueco en una industria tan excluyente como el cine y la televisión. Su nicho está anclado a un “mercado de la alegría” que se traduce en música, baile, sexo y performance. Desde los tiempos del teatro bufo están marcadas por el peso del prejuicio.
El cine aun no dibuja la tensión social por la que atraviesan las actrices negras. Ese mérito solo lo tiene el cineasta Rolando Díaz, con su documental Si me comprendieras  (1998), que apenas se ha visto en Cuba, ni analizado con la atención que merece. Algunas actrices afrocubanas han tenido suerte de la mano del dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, o de la directora Xiomara Calderón, pero sólo interpretando historias de vidas de negras cimarronas, profesionales, rebeldes o insumisas.
Los filtros de selección que se tejen desde instituciones oficiales como el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), permiten la reproducción de estereotipos racistas que neutralizan e impiden su desarrollo profesional, pues tales instituciones legitiman relaciones de poder y dominación social a partir de sus imágenes. Las actrices negras y mestizas están sujetas a la erótica de poderes, y apenas logran cruzar ese filtro aquellas que intentan “pasar por blancas”.
Ileana Wilson. Representa mejor que ninguna el exilio de actrices negras fuera de Cuba. Reside en España hace más de una década y ha podido trabajar en cine, teatro y televisión en España con menos prejuicios que en su propio país de nacimiento. No está sola, la cantante Lucrecia, ha hecho televisión y cine en España también. Otra actriz negra Yahima Torres recibió premio a mejor actriz en Francia por el film, Venus Negra, 2010.


Cine y televisión no son los únicos espacios de conflictos por prejuicios raciales. Giselle no ha dejado de ser blanca en el Ballet Nacional de Cuba. Y la estética audiovisual y sonora del reggaetón también contribuye a la devaluación social de la mujer negra. Incluso los propios hombres negros estimulan la humillación hacia ella. Basta con asomarse a los videos del intérprete de reggaetón conocido como Chocolate Nestlé.
La mujer negra es constantemente devaluada y relegada a la periferia, su propia belleza es desacreditada, es un cuerpo acosado, un  sujeto reprimido, pues los papeles siempre reservados para ellas justifican el abuso sexual y la violencia física. Sin embargo, esa realidad nunca ha sido motivo de inquietud para la oficialista Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Cuando uno se asoma a los catálogos de las agencias cubanas de representaciones artísticas ACTUAR y CARICATOS,  tropieza con los rostros de las actrices Alina Rodríguez (quien interpretó para el cine María Antonia, de Sergio Giral), Ileana Wilson, Gladys Zurbano, Monse Duany,  Miriam Socarrás, Tamara Castellanos, María Teresa Pina, Luisa María Jiménez, o las más jóvenes, como Camila Arteche, pero ninguna ha sido novia en el cine cubano. El narcisismo de la sociedad tampoco las aceptaría como protagonistas.


Texto de Juan Antonio Madrazo Luna. Título original "Actrices negras, entre el cepo y la cama"
madrazoluna44@gmail.com
www.cubanet.org
Edición del texto para el blog, Arsenio Rodríguez Quintana.


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