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sábado, 15 de febrero de 2014

Casa de Machado en Colliure. Francia.












Metáfora de amor: flores en la carretera. 14 de febrero.

Pienso en la voluntad y el amor verdadero de quienes están detrás de estas flores y se acercan aquí cada vez que están marchitadas las anteriores y colocan unas flores frescas. Nunca he visto a nadie realizar este acto, tan natural para la mayoría en un cementerio, tan extraordinario en medio de la carretera... Con frío, con calor, lloviendo, o sea, en cualquier condición climatológica que le deparé esta cercanía con las montañas del Garraf, en las cercanías de Barcelona y con la virgen de Montserrat no muy lejos asomando su sierra...  Manos -anónimas para mí-  que se acercan aquí en un acto de amor excelente. Esto más que amor, es frenesí, que diría Cabrera Infante que le gustaba tanto este verso.
Estas flores en la carretera llevo viéndolas hace casi seis años cada vez que voy en coche a mi trabajo en el Prat de Llobregat. Es evidente que este trozo de quitamiedo le quitó la vida y no el miedo a un ser, puede que un motorista o ciclista que son los que más mueren por estas mierdas mal solucionadas en las carreteras europeas y son guillotina para muchos amigos y amigas que van en moto. Solo en España, casi 5.000 motoristas chocaron contra "quitamiedos" en 2005, de los que 700 fallecieron. Universidad de Zaragoza.
Hay una canción cubana muy conocida en los años cincuenta que se llama, Si muero en la carretera de Eliseo Grenet. El escritor cubano Virgilio Piñera hizo suyo este danzón y escribió un memorable poema que llamó: Si muero en la carretera. 

Frág del poema. Virgilio Piñera
Si muero, si no muero,
si muero porque no muero
si no muero porque muero.
Si muero en la carretera.
Si no muero pero en la carretera si muero.
Si muero porque no muero en la carretera.
Si no muero porque muero en la carretera,
no me pongan f, no me pongan l, no me pongan o,
no me pongan r, no me pongan e, no me pongan s,
no me pongan flo, no me pongan res,
si muero en la c.


A quien pueda interesar: Si muero en la carretera -si yo blogger Arsenio Rodríguez Quintana- sí muero, me encantaría que alguien: anónimo, conocido, familiar o lector casual de este blog,  me llevara flores como un acto de amor.  Es más, si muero pronto tan cerca del mar,  me encantaría que Mane Ferret,  Carlitos Lage,  se acercaran a la carretera y me cantaran como anoche lo hicieron en su descarga en el bar Glaciar. 

Si alguien sueña que ha estado en el paradiso y al despertar tiene una flor entre las manos, puede estar seguro...


Nota. Para lectores fuera de  Barcelona. En catalán res, significa, nada en castellano. Con lo cual ese verso en la ambigüedad de la especulación literaria podría leerse, "no me pongan flo, no me pongas nada. 


                                         Habana con Kola o la Sagrada Familia del son en Barcelona.

Philip Seymour Hoffman vivía en Greenwich Village, New York, tan parecido a Gràcia, en Barcelona.

No es noticia que New York nos gusta a casi todos, pero como toda gran ciudad, hay muchos
nuevayores. Yo me quedó con su barrio Greenwich Village. Quizás porque fue el que más me gustó y lo que más se me pareció al barrio de Gràcia en Barcelona donde vivo hace más de 15 años. Entre sus calles se siente la cultura y contracultura norteamericana de los años sesenta y setenta. Del movimiento por los derechos a los gay y lesbianas, a los hippies, y de éstos a los mejores clubs de jazz del mundo. Todo en un ambiente y arquitectura muy europea en sus calles gracias a que el barrio originalmente fue fundado por holandeses.

"En origen, éste era un terreno pantanoso al que los indígenas llamaban Sapokanikan. Cuando los colonos holandeses se establecieron en la isla, acondicionaron esta tierra para sus cultivos y la denominaron Noortwyck (el norte de la comarca). Tras la conquista de Nieuw Amsterdam por los ingleses en 1664, este área se transformó en aldea campesina propiedad del comandante de marina Sir Peter Warren que la bautizó con el nombre de Grin'wich (más tarde derivaría en Greenwich Village."

Soy conciente que ya nadie recuerda  la muerte de Seymour Hoffman. No obstante, yo me pongo triste por su muerte cuando repito peli (Capote) de este actor, y sé que no soy el único. 
Hoy en el café post comida en el trabajo, con las dos Laura, Nuria, y Lauren, una de las Laura's me dijo :-Viste la de Hoffman;  -Le dije; -Sí, escogí para ilustrar mi post sobre su muerte una foto donde lleva  un pantalón verde como el mío, soy así de superficial. -Tú escribes un post de casi todo. -No, sólo de las cosas que hagan de mi cuerpo el efecto de una ola...

Él, además del pantalón tuvo el buen gusto de vivir en ese barrio de New York, que a míme gustó sobremanera cuando visité esta ciudad, con eso comienzo el post hablando del barrio y mi visita.
Hoffman,  además de protagonizar en cine al escritor estadounidense Truman Capote, mucho más creíble que el biotic del escritor cubano Reinaldo Arenas que protagonizó el actor español Javier Bardem, tenía buen rollo no es casual que hiciera tantos secundarios estelares.
Ahora que lo pienso, cuando el escritor Enrique del Risco me mostraba Greenwich Village, exactamente el club donde James Marshall Hendricks, comenzó a tocar y saltó a la fama, hubiese sido un subidon especial que nos cruzáramos con Hoffman. No ocurrió, pero pude ser en el 2011, ahora no será, al menos que él decida vivir en esa parte de Gràcia que tendrá el cielo. A donde  iré a parar.