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miércoles, 18 de diciembre de 2013

La voz de Xiomara Laugart: Bella del Señor...

Un día, a inicios de los años noventa le dije a Aissa, sabes que Xiomara Laugart canta en el Museo Nacional de Bellas Artes, e iremos al concierto. Vivíamos en  la Habana Vieja, justo a menos de doscientos metros del Museo, Aissa era una adolescente. Le dije si te portas bien, te llevo a que la saludes. Me dijo, ¡mentira que tú la conoces!, le dije sí, fíjate, es guantanamera como tú...
Nunca voy a olvidar cuando terminó de cantar y la llevé a saludarla. Ai, no sabía en esa época que su cuñado era un escritor en ciernes y ya comenzaba a publicar crítica  de música de una generación diferente a Pablo y Silvio. Tampoco que unos años antes había conocido a Xiomara en la intimidad de la casa de Gerardo Alfonso, él y yo éramos amigos insepables, lo fuimos y lo somos a pesar de la distancia y otros  elementos. La última vez que ví cantar en Cuba a Xiomara fue en el teatro Covarrubias, y cuando terminó de cantar Hoy mi Habana de  José Antonio Quesada, la gente aplaudía tanto al final del concierto, que  Xiomara se dirigió al jefe de sala y le dijo, -por favor apaga las luces que me da mucha vergüenza... Ya era una estrella, pero su modestia era impresionante.
No me asombré demasiado cuando años después en el Club de jazz Jamboree de Barcelona, Xiomara presentaba otro disco en solitario con canciones de Meme Solís, y el representante tenía la prohibición de no dejar pasar a nadie al camerino finalizado el concierto. Yo estaba hablando con él explicando mi relación con ella y el hombre ere que ere que no me dejaba, de pronto esta salió  y me vio... Desde la puerta vino corriendo abrazarme.... Diciendo -¡Mi negro cuanto tiempo sin verte, ¿sabes que me encontré a Gerar en Alemania hace poquito, así mismo, terminé de cantar y me esperaba, que sorpresa... Ven...! 
Xiomara es amiga y puro nervio perpetuo, pensé verla actuar cuando estuve en Nueva York, pero resultó que mi amigo tenía un pequeño estudio taller almacén  justo en los bajos del edificio donde vivía Xiomara, pero ella no estaba en casa las dos veces que fui, esa vez la suerte no estuvo de mi lado, pues quería hablarte de lo que me gustaban las descargas de jazz de su hijo que habia visto en youtube. Su hijo ya es un hombre, pero de  niño era la mascota de los amigos en sus conciertos en La Habana, si Tosca cantaba ella lo tenía, y si ella cantaba, El Niño estaba con AlbertoTosca. Y si ambos cantaban, Sembrando para Tí, o Paria, ambas canciones de Tosca, un compositor extraordinario, el público, nosotros, y sus otros amigos nos quedábamos con el niñó en los asientos. Ese niño está hecho de música, y de madrugadas de guitarras hasta el amanecer, no me que queda dudas de los bueno que es musicalmente con esos padres, compositor e intérprete.
Xiomara tiene un talento en la voz extraordinario que no voy a descubrir aquí,  pues muchos conocen su obra interpretativa con una veintena de discos grabados en solitario o en colaboración con grupos de rock, de jazz, o de boleros,  con su trabajo en Yerba Buena donde llevaba el peso vocal de casi todas las canciones del CD, hasta le dieron un Grammy de Academia Americana.
Hoy me acuerdo de ella porque encontré esta foto maravillosa en su muro hace unos días y es de las pocas personas que no tengo que pedirle permiso para usarla en un post, además porque desde que vivo solo, o sea, desde que me separé, he hecho una colección de canciones de las que no me separo, y La distancia, de Gerardo Alfonso, que canta a capela desde el fondo de sí misma, es mi preferida y no está en youtube. Sólo se he escuchado cantar a ella y a Gunila, y en ambas el desgarre de la separación y la soledad es demoledor, aclaro, más bien aterrador, quizás porque al  texto no le sobra una palabra, tampoco le falta...incluso los símil  que aparecen, duelen, no sé si es porque encierran verdades como templos,  ahora seguro sí encierran experiencia.

Tuvo la distancia un corazón/ no sé por qué razón quedó cubierto por  las aguas.
Creo que vivía enamorado y sólo/ pero su amor fue una hoja que el caudal llevó.
La vida pasa así/ como los ríos/ que hacen su camino desigual  y largo.
Quiso refugiarse en un rincón/ del tiempo que pasó como las aguas de los ríos.
Pero recordando se ha quedado lejos/ hablando sólo del dolor y de empezar de nuevo.
La soledad es también/ como los ríos/ que hacen su camino desigual de piedras en el fondo.
Y ancha realidad que quedará/ sin agua.

Texto de canción La Distancia: Gerardo Alfonso
Intérprete Xionama Laugart.
CD Alguien me habló de Amor. 1996.
Selló BIs música La Habana. 
Escuchar La Distancia,









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