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martes, 27 de agosto de 2013

Un colador: un aguacero de Tristeza


Estábamos llegando a IKEA y en la plaza Cerdá, en Barcelona, comenzó a sonar Nana para un suspiro del disco que hizo Omara  con María Bethania. Ahí se describe a una abuela haciendo café en la mañana cantando sola al colador, y yo recuerdo, hasta el borde de las lágrimas, a mi tía Lala en el Vedado, en La Habana colando café y yo esperando la esencia aguada de la borra para comerla con pan; le estaba

Barack Obama, Rosa Parks y yo en Miami...

















La primera vez que intentábamos llegar a South Beach  a pasear por Lincoln Road y alrededores, estando de visita en Miami, esperábamos el autobús, en Harding con la 73, en la parada  equivocada. Sucedió que, una vez más, venía el bus S, al que en realidad no le correspondía parar y, desesperado, le hice señas, poco convencido de que se detuviera. Según mi costumbre en España, es difícil  que pare un bus en medio de la calle si no le corresponde. No obstante, a mi insistencia, se detuvo y subimos. 
Mientras pagábamos, el chófer advirtió nuestra cubanía explícita y nos preguntó de qué parte de Cuba veníamos, le respondí riendo: - de Barcelona,  pero nacimos en  La Habana;