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sábado, 5 de enero de 2013

Último día en Bordeaux, fin del viaje.

Vamos hacia el aeropuerto y una fina lluvia nos acompaña en silencio, similar a la que me recibió cuando llegué hace unos días. Junto a ella, comienza a sonar en la radio Hey Jude, The Beatles. Me asombro al escucharla, nada menos que en Bordeaux. Esta canción para los que no lo recuerdan, es el texto que escribe Paul McCartney, al hijo de Lennon por la separación de éste con su madre. Creo que es la canción más conocida sobre la situación de los niños tras el divorcio que yo conozco, que tuvo eco en un cantautor cubano, Carlos Varela, quien compuso su versión: "Desde el día que lo dividieron todo." Sí, vuelvo a Barcelona y la casualidad hace que antes de salir de esta ciudad vuelva a los temas que perfilan mi vida. Tópico, hay canciones que suelen, por momentos, retratar un estado de ánimo. Pienso en mi hija como padre, y pienso en mi padre como hijo de padres separados...

AND ANYTIME YOU FEEL THE PAIN
HEY JUDE REFRAIN
DON´T CARRY THE WORLD UPON YOUR SHOULDERS
FOR WELL YOU KNOW THAT IT´S A FOOL
WHO PLAYS IT COOL
BY MAKING HIS WORLD A LITTLE COLDER
NA NA NA NA NA
NA NA NA NA

Como cada día, había amanecido con un sol espléndido de dos horas, sólo para dejarme ver claramente las agujas de la iglesia de enfrente que veo desde la cocina, hechas por él mismo arquitecto que construyó la iglesia del Sagrado Corazón, en París.
No me gusta despedirme, pero un largo café con Sarah y su esposo, nos lleva a cerrar muchos temas sobre proyectos comunes y seguir en la reflexión sobre la experiencia que hemos tenido con dos descendientes auténticos de la nobleza francesa del siglo XV. El hecho de ir vestidos como nosotros y no contar la evidencia de lo que representaban, los hacia mucho más modestos.
En Lyon, diluviaba, y pensé en un vuelo a Barcelona con las turbulencias habituales de mi partida; me equivoqué, se cumplió el tópico del buen sol en España y en todo el vuelo, el cielo ha recuperado el sol que estaba en alguna parte del sur y sólo ha venido hasta acá, para abrigarme y pasar con calor la frontera por los Pirineos.
El día anterior habíamos dado un paseo por la ciudad, muy diferente al anterior. Catedral, centro, ópera, café Belini, carrusel donde imaginé a Maya dando vueltas...