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sábado, 9 de abril de 2011

Japón visto desde Girona: Lo bello y lo triste.

Lo más cerca que he estado de Kyoto fue en la comarca del  Pla de l'Estany. Yasunary Kawabata me cuenta en su novela “Lo bello y lo Triste”, que en Kyoto -antigua capital de Japón- beben sake de un cuenco que reflejara la luna llena. Yo, además de la Luna, tengo una jarra de té donde se refleja la geometría de los Pirineos amaneciendo.
Aquí cada masía aislada es un templo de silencio, y casi todas son un homenaje que recuerda el vacío del tiempo Zen. Así veo sus perfiles en un primer paseo cayendo la tarde junto a una nube de humo y polvo que generan más de cincuenta ovejas que guía un pastor con vara y varios perros, vida muy tradicional, un eco medieval aislado, lejos mi gran ciudad, Barcelona, mucho más lejos, mi ciudad de nacimiento, La Habana, donde algunos habitantes emulan ser egipcios en una manifestación que comienza a diseñar el sueño de la caída del gran dictador, faraón en este caso.
Los pequeños jardines secos de piedra de Kyoto se diluyen en la distancia de los Pirineos húmedos en la nieve que los puebla. Las rocas del jardín zen simbolizan la ascensión de islas en un mar de arena. Muy cerca de aquí, Dalí escribió que el Cap de Creus era el delirio de los Pirineos entrando al mar, ambas metáforas se complementan, ambas son narcisos que se miran en lo que desean ser.
Recuerdo los matices de este viaje a Paret de Dalt en los jardines del Princep de Girona entre los barrios Sagrada Familia y Gràcia. En el parque, hay un estanque con peces que es la delicia de casi todos los niños que se acercan, también de mi hija.
Cuando estuve en Girona en casa de nuestra amiga Norma, yo leía Lo bello y lo Triste, una novela de Kawabata, sin saber que, meses más tarde, la silueta de una ola llamada Tsunami dejaría gran parte de Japón sumida en una profunda tristeza que continúa creciendo en la radiactividad y la saciedad morbosa de los medios de comunicación que buscan y rastrean entre la desgracia para encontrar el porno de las vidas personales sumidas en el dolor.