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viernes, 8 de octubre de 2010

Levedad y recuerdos a través de Compay Segundo

Compay en plena actuación
en España foto anónimas desde público

Una amiga  daba vueltas alrededor de Compay Segundo haciendo fotos con su cámara. Hasta llegó a encaramarse en una silla para hacernos fotos desde lo alto, a punto estuvo de caer. Estábamos en casa de Compay Segundo en la calle Salud, en Centro Habana, en febrero de 1997, dos años antes de yo abandonar el país.
Compay y yo comíamos arroz con picadillo a la habanera, el plato de la fotógrafa profesional casi se enfría, a ella le preocupaba más su trabajo para ilustrar la entrevista que una semana antes, yo le había hecho a Compay para la revista Revolución y Cultura por su noventa cumpleaños, y tuve la suerte de que publicaran íntegra.
Compay, un mes más tarde, grabaría con Ry Cooder para el disco y la película Buena Vista Social Club, aún no era todo lo famoso que luego llegó a ser y contaba sobre sus años como torcedor de habanos. Ironías de la vida, viví los ensayos del disco Buena Vista cuando se estaba gestando en la Habana, y justo fue la primera película que vi en París, en el cine exterior de la Universidad de la Sorbona. No paré de llorar en todo el filme, acababa de dejar la Habana.
Recuerdo todo esto después de ver en TV3 (canal autonómico de Cataluña), a una señora también de noventa años muy lúcida: Neus Català, que cuenta su experiencia en los campos de concentración nazis. Sobre todo, la anécdota de cuando huía de los fascistas españoles, cruzó la calle de un pueblo fronterizo con Francia, y cuando alcanzó la acera y se volvió vio como los perseguidores llegaban a la acera contraria pero no podían cruzar para capturarla. Pensó que había escapado cuando lo peor estaba aún por llegar. Cayó en campos de concentración nazis donde sobrevivió para contarlo.
Viví una experiencia, en la misma frontera de la historia de Neus, pero sin que nadie me persiguiese. Estaba en Puigcerdá, parte española y pasé unos metros  más allá, al pueblo Bourg-Madame, en Francia... Me escuché haciéndole  a mi esposa una pregunta impensable diez años atrás... ¿Quieres comprar el pan en Francia o en España?
Borges decía que una capa muy fina nos separa siempre del paradiso o del infierno, a veces para saberlo solo tenemos que hundir levemente la planta del pie.